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Luego de las batallas del Alto de la Alianza y de Arica, ocurridas el 26 de mayo y el 7 de junio de 1880, respectivamente, los gobiernos de Bolivia, Chile y el Perú iniciaron conversaciones para finalizar la guerra en el puerto de Arica. Además parte desde este puerto la Expedición Lynch, con el objetivo de destruir las haciendas azucareras que aportaban financieramente al Perú y exigir contribuciones de guerra a los hacendados peruanos.7
Se concretó la intervención estadounidense a través del secretario de estado William Evarts, quien promovió las Conferencias de Arica con el fin de detener el conflicto, ya que durante los cañoneos efectuados por la Armada chilena a la costa peruana, habían sido afectadas involuntariamente propiedades de europeos y estadounidenses. Pero las negociaciones de paz resultaron infructuosas debido, en parte, a que la mayoría de la población chilena quería que se intentase la invasión de Lima.7
El Gobierno de Chile exigía la cesión de algunos territorios ya ocupados en diversas formas la cual eran promovidas en el Congreso de Chile por el diputado José Manuel Balmaceda,8 y el nuevo Ministro de Guerra y Marina, José Francisco Vergara, presionado por la opinión pública.8 quien reconoce que el verdadero motivo de la guerra no era el impuesto de los 10 centavos, sino obtener los recursos salitreros de Tarapacá y Antofagasta.
La negativa de cesiones territoriales peruanas y bolivianas, así como las declaraciones del ministro de guerra chileno terminan con las conversaciones en Arica. El Presidente Pinto y el Ministro Vergara inician la organización del Ejército de Chile que aumentó a 42.000 soldados.

Los ingresos tributarios chilenos comenzaba a mejorar con los impuestos recaudados por las exportaciones de minerales de las regiones que mantenían ocupadas con lo cual costeaba la guerra. El impuesto que cobraba Chile era $1.60, mucho mayor a los 0.10 centavos que quería cobrar Bolivia al inicio del conflicto.

Nicolás de Piérola, dictador del Perú, pensaba que el desembarco chileno en Lima se realizaría por Ancón y Barranca, al norte de Lima. Contra esta opinión se encontraba el Coronel Andrés Avelino Cáceres y otros jefes militares quienes eran de la opinión que el desembarco chileno se realizaría por el sur. Piérola destina gran parte de la defensa al norte y al sur en Pisco, dejó una fuerza de 3.000 hombres al mando del coronel Anselmo Zamudio.
Chile envió una expedición al mando del Contralmirante Patricio Lynch para detener la producción de las haciendas en la costa peruana. En ella Lynch cometió saqueos e incendios, así como cobró cupos de guerra.
El 10 de septiembre de 1880 en Chimbote, el 14 de septiembre en Supe, el 19 de septiembre en Paita, el 24 de septiembre en Eten, Chiclayo, Ferreñafe, Cayalti y luego San Pedro de Lloc. Trujillo no fue destruida al pagar el cupo de guerra.
En esta expedición fueron afectados edificios y servicios públicos, haciendas azucareras y algodoneras como Puente, Palo Seco y Rinconada, donde sus dueños se negaron de pagar los cupos de guerra de acuerdo a la legislación vigente. En las haciendas trabajaban obreros chinos en condiciones de semiesclavitud, los cuales son liberados al paso de las tropas chilenas y se incorporan como cargadores.
En la costa de Lima fueron hundidos las naves chilenas "Loa" y "Covadonga" a manos de torpedos preparados por ingenieros peruanos. Frente a estos hundimientos, la nave "Cochrane" bombardea los pueblos de Chorrillos, Ancón y Chancay.
En Moquegua el comandante José María de la Cruz Salvo exigió de la población 100,000 pesos el cual rebaja a 60,0009 pesos como cupo de guerra. La población logra reunir 80,000 pesos. Para completar el cupo, los soldados chilenos asaltaron el pueblo.
En 1881 el ejército peruano contaba con 28.000 hombres movilizados en todo su territorio, el ejército del Norte y el del Centro conformaban el llamado Ejército de Lima con un total de 24.000 efectivos, otros 4.000 del Segundo Ejército del Sur (en el que también se encontraban los restos del antiguo ejército de Línea) se encontraban estacionados en Arequipa al mando del coronel José de la Torre.

Antecedentes

En diciembre de 1880, el ejército chileno realizó sus desembarcos al sur de la capital para ocupar inmediatamente Lurín. Piérola distribuyó a sus tropas a través de dos líneas defensivas: la primera partía del Morro Solar hasta el cerro Pamplona, en donde fueron apostadas las tropas del ejército. La segunda, constituida por pequeñas defensas llamadas reductos, partía desde la Quebrada de Armendáriz (en las afueras de Miraflores) hasta la hacienda Vásquez, y fue destinada al ejército de reserva.

 

Ante el peligro de una próxima invasión a la ciudad y considerando el precario estado en que se encontraban las tropas del ejército, Piérola decidió el 27 de junio de 1880 convocar formalmente a las reservas civiles, estructuradas con anterioridad.

 

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